Dejaré el celular en casa, saldré temprano rumbo al lugar donde cientos de almas convergen con admiración a escuchar a sus artistas favoritos. Allí en el escenario, la mía: Shakira, la cantante colombiana más importante en el mundo de todos los tiempos.
Iré con ropa cómoda, talvez allá más que un ritmo que haga que tenga mover más que la cadera. En un bolsillo seguro tendré un par de pañuelos, que se necesitará alguien de al lado, y que seguramente también tendré que usar, así me resista a dejar aflorar la emotividad de mi corazón, tocada por el amor que inspiro las historias contadas a viva voz por Shakira, en sus canciones.
Evitare pestañear tanto como este a mi alcance, de manera que mi memoria fotográfie para siempre cada instante, haré muchos planos y secuencias, lo grabare en mi corazón con la resolución más alta.
Haré el intento por cantar tan bajo como sea posible, así sienta la necesidad infinita de cantar como dicen " a grito herido" dejaré que sea solo su voz la que revoce de goce mi espíritu de fan devoto.
Le agradecere en silencio y en la distancia; mis lágrimas brotarán de jubiló, el éxtasis de la felicidad al hacer realidad los sueños que parecían distantes.
Escucharé una a una esas letras que parecen tan nuestras, pero que son solo de ella, compartidas generosamente con su talento. Pediré en silencio que cante mi canción favorita " Día de Enero" que seguro no cantará, por qué es de esas canciones que tienen nombre propio .
Abrazaré su talento, rodeado de los estridentes gritos atónicos de sus cientos de fans; que habrán celebrado conmigo este encuentro.
Gracias Shakira por ser la banda sonora de una generación diversa.
Escrito por : Onel Barón Niño
Fotografía tomada de Wikipedia.
Creditos:
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Atribución: Condé Nast (a través de Vogue Taiwán)
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