A los treinta y punta años la edad en la que se supone socialmente está garantizada la tranquilidad emocional, económica y profesional, mi vida está más cerca de ser un circo de nostalgia, de incómodos desaciertos: lo que soñaba y quería estar haciendo, hace parte más bien del guion de un película de ciencia ficción o una novela de realismo mágico. Fotografía de: Mircea Ploscar -Pixabay. Dicen que con el tiempo las cosas mejoran, tal cual como pasa con las bebidas fermentadas; pero nada de eso parece estar cerca a mi realidad cotidiana. Lejos de añejarme, me dañó en medio de los estridentes ruidos de mis inseguridades. En el amor o mejor en las relaciones de pareja soy seguro el acto siniestro, de tragas no correspondidas, de amores no correspondidos, de amores idealizados, el enamorado de alguien, que lo ve como un amigo; él de una sexualidad que no entiendo o que quizá no acepto. Me toco casi impuesto el rol del serio o mejor lo asumí a consciencia pero sin darme cuenta; d
Punto Desparche
Escribiendo bajo el cielo que nos cobija a los dos.